¿QUIEN ESTÁ SÓLO AHORA? Aunque se venía gestando desde hace tiempo, la escenificada reconciliación entre Francia y Estados Unidos deja al gobierno Zapatero colgado de la brocha con su discurso propio de la fase previa a la guerra de Iraq. Desde hace un año, cuando ésta tuvo lugar, ningún político de ninguno de los grandes partidos políticos de ninguno de los países que se manifestaron contrarios a la misma en el Consejo de Seguridad de la ONU -como la propia Francia, o Alemania- había mantenido ese tono más propio del Foro de Porto Alegre que de un mandatario de un país occidental mínimamente preocupado por la amenaza del islamismo y por el concepto de democracia. Entre otras cosas por si la situación se iba normalizando, como en efecto está ocurriendo.
La realidad acaba poniendo las cosas en su sitio, y ahora más que nunca queda clara la irresponsabilidad de algo que, por muy contrarios que fueran a la guerra de Iraq, jamás habrían hecho Chirac o Schroeder. Porque una cosa es no haber participado en esa guerra, como hicieron éstos, y otra muy distinta es haberse retirado en mitad de una post-guerra ciertamente complicada, como hizo Zapatero al incumplir el plazo de duración de una misión que finalizaba el 30 de junio. Y de la que había que decidir su renovación en función de las condiciones anunciadas, esas sí, en campaña electoral, entre ellas la aprobación de una resolución de la ONU que Madrid, unilateralmente, negó se fuera a producir pero que va a ver la luz la semana próxima.
En términos futbolísticos, el gobierno Zapatero ha quedado en un indiscutible fuera de juego.
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