ESTA MAÑANA os anunciaba que iba a tratar uno de los últimos ejemplos de deshonestidad periodística que, a medida que pasan las horas, parece que puede convertirse en una verdadera debacle para la credibilidad de los medios de comunicación tradicionales [como si les quedara alguna!-- ed. No mucha, la verdad].
La prensa de todo el mundo se ha hecho eco (no sólo La Vanguardia como decía antes, sino toda, pero es que toda) del programa 60 Minutes II de la cadena norteamericana CBS. En él, Dan Rather -todo un icono del periodismo audiovisual- entrevistaba al ex-vicegobernador de Texas, Ben Barnes, que afirmaba haber "enchufado" a Bush Jr. en la Guardia Nacional tras recibir presiones de Bush Sr., entonces embajador de EEUU en la ONU. Barnes siempre había negado haber dado trato de favor alguno, así que se suponía que esta entrevista iba a desmontar de una vez por todas las mentiras de Bú.
No tengo demasiado tiempo, así que os doy la información principal y los links para que leáis la información en detalle:
1. Ben Barnes es el tercer mayor recaudador de fondos para la campaña de John Kerry, algo que las informaciones citan muy de pasada o lo omiten por completo a pesar de ser algo crucial para valorar las acusaciones formuladas (¿recordáis cuando los vínculos financieros con la campaña de Bush de los veteranos de Vietnam contra Kerry sí era muestra de su parcialidad, incluso de su corrupción?)
2. Barnes fue nombrado vicegobernador de Texas en 1969; Bush Jr. se alistó en la Guardia Nacional el 27 de mayo de 1968, cuando Barnes era el representante de EEUU en las oficinas de la ONU... en Ginebra. Difícilmente pudo desde Suiza enchufar a nadie gracias a un cargo que todavía tardaría meses en ejercer.
3, y más importante. En la entrevista, Rather apoyó la acusación con unos memorándums secretos escritos por el comandante de su escuadrón, el Teniente Coronel Jerry B. Killian, fallecido en 1984, y que fueron supuestamente obtenidos de sus archivos privados. Esos memorandums que demostraban, dijo Rather, ese trato de favor dispensado a Bush y que éste siempre ha negado. Podéis ver el documento crucial aquí (aviso: formato pdf). ¿El problema? Que al parecer la tipografía y composición de los documentos escritos en 1972, según todos los expertos consultados, está escrito con Microsoft Word y no con máquina de escribir, como debería haber sido por la fecha (fijaos, entre otras cosas, en el ordinal "187th", en sobreíndice, algo que Word hace automáticamente pero que las máquinas de escribir de aquella época no podían hacer ni en sueños), y en la fuente Times News Roman, generalizada por Word mientras que las máquinas de escribir solían utilizar la fuente Courier. Es decir, que son más falsos que un euro de madera, y la familia de Killian dice que éste no mantenía ningún archivo privado entre otras cosas porque no escribía más que a mano. Si os queda alguna duda, Charles Johnson ha hecho una demostración práctica.
El escándalo ha saltado gracias al trabajo espectacular de blogs como Powerline, Little Green Footballs y Allahpundit (en los tres casos, empezad en las entradas a las que enlazo pero seguid los posts siguientes de cada uno de ellos), y de ahí ya saltado de vuelta a los medios tradicionales... excepto, mucho me temo, los de nuestro país que no corregirán ni una coma.
Si se acaba confirmando al 100% (ahora estamos al 90%) se trata de un escándalo mayúsculo que posiblemente consiga cuatro cosas de una tacada: acabar con la poca credibilidad que les queda a la CBS y en general a todos los medios 'grandes'; poner fin a la carrera de nada menos que Dan Rather por un escándalo que deja en mantillas el de Jayson Blair en el New York Times (al fin y al cabo, sus mentiras no perseguían incidir en el proceso electoral del presidente de la primera potencia mundial); descubrir de una vez el poder de la blogosfera para producir información exacta y poner en evidencia a los impostores; y, finalmente, dañar quizás irreversiblemente la campaña de John Kerry hasta el punto de virtualmente poner fin a sus aspiraciones de llegar a la Casa Blanca.
Tan es así, que casi parece urdido por Karl Rove, el malo que hace el trabajo sucio desde los sótanos de la Casa Blanca...
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