domingo, febrero 13, 2005

LOS RESULTADOS de las elecciones en Iraq, que se acaban de hacer públicos y que serán firmes dentro de tres días si no hay impugnaciones, son posiblemente los mejores que se podrían esperar: triunfa la lista chíi, como era lógico dado su mayoría demográfica, pero sin mayoría absoluta, con lo que necesitará establecer acuerdos con el resto de fuerzas:
La Comisión Electoral iraquí ha anunciado la victoria de la lista chií, la Alianza Iraquí Unida (AIU), en las elecciones del 30 de enero con el 48,1% de los votos, muy por delante de la lista kurda, en segunda posición con el 25,7% de las papeletas, y de la lista liderada por el primer ministro saliente, Iyad Alaui, que sólo obtuvo un 13,8%. El índice de participación ascendió a un 59%.

Dos miembros de la Comisión Electoral, entre ellos su portavoz Farid Ayar, han comparecido para dar cuenta de los resultados de los comicios, en los que votaron 8.456.266 personas, de los 14 millones del censo.

[...] Según las primeras proyecciones de escaños que ofreció la cadena de televisión Al Arabiya, la AIU puede llegar a tener 132 escaños de un total de 275, lo que le deja sin la mayoría absoluta.

Los chiíes deberán formar alianzas dentro de la Asamblea Nacional para sacar adelante sus proyectos y nombrar tanto a un presidente como a un primer ministro. El presidente y dos vicepresidentes deben ser elegidos por una mayoría de dos tercios.
Se confirma la bajísima participación en el denominado triángulo sunní; pero por mucho que digan algunos hay que tener en cuenta

1/ que la mayoría chií ha declarado por activa y por pasiva su intención de integrar a los sunníes en el proceso constituyente

2/ que no se sabe, y tardará en saberse, si la baja participación es debida al boicot y al rechazo hacia el proceso, o bien a que la estrategia de intimidación de los grupos terroristas ha funcionado; obviamente cada posibilidad incide de modo muy distinto en la legitimidad del proceso electoral

3/ y muy importante, que eso no significa que los sunníes, por boicot o por miedo, hayan quedado fuera de la vida política iraquí. En primer lugar por lo que he comentado en el punto 1, pero también porques sólo han quedado fuera los sunníes que formaban parte de la "casta dominante" en el Iraq de Saddam Hussein. Pero su decisión de no participar, si ese fuera efectivamente el motivo de la baja participación, no deslegitima en absoluto las elecciones, como no lo habría hecho un boicot de la minoría blanca sudafricana en las primeras elecciones tras el apartheid, o de los esclavistas del sur de los EEUU en unos comicios tras la guerra civil norteamericana.

Además, no debe olvidarse a los kurdos, que no son árabes pero que en su mayoría sí son musulmanes sunníes. Y ellos han votado masivamente, así que eso que vamos a oir a menudo a partir de ahora (que las elecciones no significan nada porque los sunníes no participan) no es más que una patraña para poder seguir escupiendo en el cuenco del ponche.