jueves, marzo 15, 2007

SE HAN OLVIDADO de la muerte de Manolete:
Apenas unas horas después de que el presidente estadounidense, George W. Bush, abandonase la ciudad mexicana de Mérida (este), la última escala en su gira por América Latina, una plaga de langostas se apoderó de las calles del centro de esta ciudad.
Tras verse librados de las molestias que supusieron las medidas de seguridad implantadas en la ciudad por la visita del mandatario de Estados Unidos y las protestas de decenas de jóvenes, que provocaron destrozos en el Palacio Municipal el martes, los meridanos vieron como miles de insectos comenzaron a devorar los árboles y plantas de sus parques.

La nube de langostas, que llevaba varios días arrasando los cultivos del Estado de Yucatán, llegó por primera vez la tarde del miércoles a las calles de la capital, donde Bush se había estado alojando desde la noche del lunes.
¿Qué no hará este buen hombre?