ADEMÁS DEL SUPUESTO saqueo del museo de Bagdad, que se reveló minúsculo en comparación con la histeria rodeó el asunto, otra supuesta muestra de la insensibilidad de los yanquis "que sólo se preocupaban por el petróleo" fue la supuesta quema de manuscritos milenarios en la Biblioteca Nacional Iraquí. Reporteros como Robert Fisk, que además del reciente Premio Godó de periodismo cuenta con el dudoso honor de haber dado nombre a un género bloggero, hiperventilaron una y otra vez relatando esa muestra de las atrocidades cometidas en la guerra que ponían en evidencia esos motivos espúrios que la justificaron. Bla, bla, bla.
Como siempre ocurre, la realidad acaba poniendo las cosas en su sitio. No se quemó ni un sólo manuscrito milenario; se trataba de archivos del régimen de Saddam, combustionados para hacer desaparecer pruebas incriminatorias.
ACTUALIZACIÓN: Corregido el último link (gracias a Marzo por el aviso).
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