martes, marzo 13, 2007

FRANCESC-MARC ÀLVARO:
Si el PSOE estuviera más convencido de la estrategia de Zapatero, no debería dejarse impresionar por la gran manifestación del sábado. Al fin y al cabo, entra dentro de lo previsible que el principal partido de la oposición - con la fuerza que da tener muchos gobiernos regionales y millones de votos- pueda reunir a mucha parroquia para exhibir músculo. Sobre el valor de la calle en una democracia seria, aplico ahora lo que escribí en marzo del 2004, cuando algunos profetas, henchidos de satisfacción, certificaron el "acceso al protagonismo político de la multitud". Estos profetas ayer eran de izquierdas y hoy son de derechas. Me da igual su color. Entonces sostuve que debe observarse siempre lo que ocurre en la calle pero que el gran momento democrático es el que pasa por las urnas. Ahora mantengo exactamente lo mismo. Reproduzco lo que entonces escribí, de total validez actualmente: "No se cuestiona aquí, en ningún momento, el derecho democrático a la manifestación o a la libre expresión de opiniones. Faltaría más. Nos limitamos a advertir del peligro de colocar los movimientos de masas en el primer y absoluto lugar de la vida democrática y, en algunos casos, por encima de los canales normales de la representación política". Vale para tirios y troyanos.