lunes, agosto 08, 2005

EUROPA, tu nombre es cobardía, escribe en un artículo demoledor Mathias Döpfner, presidente el conglomerado alemán de medios de comunicación Axel Springer:
HACE poco, el escritor Henryk Broder formulaba una mordaz acusación: «Europa, tu apellido es Apaciguamiento». Esa frase se nos queda grabada porque es terriblemente cierta. El apaciguamiento costó la vida a millones de judíos y no judíos mientras Inglaterra y Francia, por aquel entonces aliados, negociaban y titubeaban demasiado tiempo antes de darse cuenta de que había que combatir y derrotar a Hitler, ya que no se le podía amarrar con acuerdos inútiles. Más tarde, el apaciguamiento legitimó y estabilizó el comunismo en la Unión Soviética, luego en Alemania Oriental, y después en el resto del este de Europa, donde se glorificaron gobiernos inhumanos, represivos y asesinos durante décadas. El apaciguamiento paralizó a Europa de forma similar cuando el genocidio proliferaba en Bosnia y Kosovo. De hecho, aunque teníamos pruebas irrefutables de continuos asesinatos masivos en esos países, nosotros, los europeos, debatimos y debatimos, y luego debatimos todavía más. Seguíamos debatiendo cuando, finalmente, los estadounidenses tuvieron que recorrer medio mundo hasta Europa para hacer el trabajo por nosotros, una vez más.

Europa todavía no ha aprendido la lección. En lugar de proteger la democracia en Oriente Próximo, el apaciguamiento europeo, camuflado tras el difuso término «equidistancia», a menudo parece aprobar los atentados suicidas en Israel perpetrados por palestinos fundamentalistas. De forma similar, genera una mentalidad que permite a Europa hacer caso omiso de las casi 500.000 víctimas de la maquinaria de tortura y asesinato de Sadam y, motivada por la pretendida superioridad moral del movimiento pacifista, acusar a George W. Bush de belicista. Esta hipocresía prosigue, a pesar de que se haya descubierto que algunos de los detractores más ruidosos de la acción estadounidense en Irak ganaron ilícitamente miles de millones -y, de hecho, billones- de dólares en el corrupto programa «Petróleo por comida» [sic] de la Organización de Naciones Unidas.
Leedlo entero, aunque hayan tardado ocho meses en publicar este artículo en España.