JUAN RAMÓN RALLO ha echado el resto en un pormenorizado y brillante análisis del proyecto de ley mordaza quasichavesco y pseudofranquista, ese Estatuto del Periodista con el que poder atizar en la cabeza a todo aquél que se atreva a apartarse del pensamiento único.
Imaginad lo que dirían todos los que ahora están callados -en señal de aprobación o canguelo, tanto da- si tan sólo una de las medidas contempladas formara parte de un proyecto de, no sé... Bush, por poner un ejemplo.
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