NUEVO CONVENIO DOBLE IMPOSICIÓN EEUU-ESPAÑA: MONTORO, ¿LIBERAL? [Autor invitado:
Álvaro de la Cueva, profesor de Sistema Fiscal Español en la Universidad Complutense de Madrid]
Ayer, 14 de enero, será un día para recordar para muchos, ya que se pudo
ver a Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, firmar con Alan Solomont, embajador de los Estados Unidos de América en España, un Protocolo que modificará próximamente el Convenio de Doble Imposición entre ambos países. Un acuerdo que podría ser calificado como un texto "liberal" en la mejor tradición europea de esta escuela política y económica; supondrá, en la práctica, una reducción de impuestos, y de las consiguientes trabas financieras, para las inversiones de empresas estadounidenses en España (y españolas en Estados Unidos).
En efecto, el Protocolo resulta novedoso por cuanto —con algunas condiciones que se suelen cumplir en la mayoría de las inversiones— elimina completamente la tributación en el país del pagador de la renta para los dividendos, intereses y cánones obtenidos por residentes del otro Estado, así como para las plusvalías por venta de acciones de sociedades siempre que no sean sociedades predominantemente inmobiliarias (recordemos que el inversor tendrá que tributar en su país de residencia conforme a su propio sistema fiscal). O, por decirlo más claramente, una sociedad estadounidense que obtenga un dividendo (o intereses, o cánones, o una plusvalía por venta de las acciones) de una filial en España no tributará en nuestro país, y viceversa.
No obstante, no tardarán los
illuminati de turno en decir que España se ha rendido una vez más ante el imperialismo fiscal yanqui o que cómo, en la situación económica en la que nos encontramos, puede España renunciar a recaudar impuestos de las empresas estadounidenses, y que lo que había que hacer era denunciar el Convenio para así recaudar más. Tratemos de explicarlo un poco, sin recurrir en esta ocasión a la ya manida, pero no por ello menos cierta,
curva de Laffer.
En la práctica, España no ha renunciado a ninguna recaudación. Precisamente porque, como reconoce la Cámara de Comercio Americana en España en su documento
Principales cuestiones a debatir en una eventual renegociación del Convenio para evitar la Doble Imposición Internacional entre Estados Unidos y España, [pdf] "a nadie se le escapa que buena parte de la inversión de los EE.UU. en nuestro país se realiza de manera indirecta, esto es, a través de sociedades base, radicadas en algún otro país europeo". Estas sociedades base, por un lado, no tributan en España por su rentas de fuente española como consecuencia de la aplicación, o bien de las normas de otro convenio de doble imposición, o bien de una directiva de la Unión Europea. Y , por otro lado, esos otros países europeos no someten a impuestos en su respectivo país los pagos de rentas a las sociedades estadounidenses.
Dicho de otro modo: como España grava más a las rentas de los inversores de EE.UU. que a los de otros países, los estadounidenses —que no son tontos— prefieren no invertir directamente en España y hacerlo desde otras entidades de su grupo radicadas en países con un mejor trato fiscal a la inversión extranjera, por lo que España, hasta la fecha, no estaba recaudando nada de todos modos.
Un ejemplo más de que ponerle puertas al campo (o al dinero) no lleva en la práctica a ningún sitio.
Contra
esta tendencia de utilizar sociedades base (que todo sea dicho no es
solo típica de sociedades estadounidenses) se había venido luchando por
parte de nuestra Administración Tributaria mediante la introducción de
normas anti-abuso en nuestra legislación interna, que impiden la
aplicabilidad de las Directivas cuando el beneficiario último de la
renta en cuestión es no residente en la Unión Europea, o incluso negando
en algunos casos la aplicabilidad del Convenio de Doble Imposición. Sin
embargo, esto suele resultar en la práctica en largos litigios, cuyo
final feliz no está siempre asegurado y es, indirectamente, una
desincentivación de la inversión en España.
Por eso decimos que hay que celebrar el nuevo textoen la medida en que, al eliminar la tributación en España (o en Estados
Unidos), se facilita la inversión directa en nuestro país (o en Estados
Unidos) y se eliminan trabas al comercio internacional.
En mi opinión, una medida liberal de un ministro muy
poco liberal. A ver si aprende; algo me dice que de ilusión
también se vive....