RAFAEL RAMOS, el corresponsal de La Vanguardia en Londres que parece especialmente inclinado a narrar cosas que no ha visto y a inspirarse más de la cuenta en materiales ajenos (ver también aquí y aquí) escribió hace unos días un artículo sobre el fin del mítico Winchester (enlace de pago). El texto estaba al parecer plagado de errores, y un par de lectores se dirigieron al defensor del lector del rotativo, que aborda hoy el tema en su columna semanal:
El pasado sábado día 4 de febrero, el corresponsal en Londres y ex corresponsal en Estados Unidos, Rafael Ramos, publicaba un reportaje en la sección de Economía con el titular "La última bala del legendario Winchester", en que explicaba que el fabricante del mítico rifle, hoy bajo control de una empresa belga, se aprestaba a cerrar las puertas de su factoría en Connecticut y cesar su actividad en marzo. Dicho reportaje ha generado un par de comunicaciones que tienen el nexo de provenir de lectores que conocen bien la historia de Winchester y las características del rifle y otras armas de la empresa.A continuación, el defensor del lector reproduce la respuesta de Rafael Ramos a las alegaciones; fijaos en el tono arrogante, casi insultante, y cómo desprecia el "pequeño detalle" de que el primer deber de un periodista es atenerse a la realidad, y rectificar si se ha equivocado. Pues no es eso lo que hace Ramos, que además adopta una pose sarcástica y perdonavidas:
Eduard Rohaut señala que en el reportaje se asegura que "el Winchester fue decisivo en la victoria del Norte sobre el Sur confederado y que no evitó la derrota de Custer. Lo lamento pero todo ello es falso. El rifle de repetición por palanca de Winchester nunca fue reglamentario en los ejércitos de Estados Unidos; sólo utilizado por algún destacamento y casi de forma particular. Se dice también que poseyó uno (entre otros personajes) el presidente Theodore Roosevelt. Es cierto, pero no el clásico de tipo John Wayne, para entendernos, sino uno de caza mayor con el que realizó un célebre safari por África". El lector prosigue su argumentación discrepando de la afirmación contenida en el texto de que la empresa fue adquirida por el grupo belga Herstal, "mas interesado en el mito que en el negocio de las armas". Ylo argumenta así: "La Fabrique Nationale d´Armes de Guerre de Herstal conocida como FN (actualmente controlada por un grupo francés, la globalización es insaciable) es una de las mayores industrias de armas y municiones del mundo. Decir que los belgas saben más de chocolate que de armas me hace entender que el señor Ramos no ha estado nunca en Lieja".
Armando Escudero Soler, en relación con el mismo tema, señala a propósito de este último comentario: "Mas allá de la subjetividad del comentario, cabe destacar que FN Herstal es una de las fábricas mas grandes del mundo de armas portátiles, y provee a la mayoría de los ejércitos, incluyendo al de Estados Unidos". Tras enumerar una prolija relación de armas que fabrica, añade: "Bélgica, con una experiencia colonial y comercial más que sobrada, puede mostrar un conocimiento en el diseño y fabricación de armas más que suficiente". A propósito de la derrota del general Custer, el lector agrega: "En esa batalla, y por principios de resistencia al cambio muy propios del US Army de la época, las tropas de Custer no usaban rifles Winchester de repetición, sino carabinas Springfield de un tiro. De hecho, los indios sí tenían algunos ejemplares de ese fusil y otros de repetición. Los indios eran innovadores".
Rafael Ramos, por su parte, argumenta lo siguiente: "No voy a entrar en un debate sobre el modelo de Winchester con que cazaba Roosevelt o utilizó Custer en la batalla de Little Big Horn. Los señores Rohaut y Escudero seguramente son expertos en la materia, y cuando se escribe de temas muy específicos - ya sean rifles, jugadores de fútbol o autores literarios- es frecuente encontrarse con lectores que saben más del tema que un humilde corresponsal. En este caso concreto es posible que los autores de las quejas sepan más del Winchester que las publicaciones inglesas y norteamericanas que han escrito artículos sobre la crisis de la fábrica en Connecticut, como también lo es que haya versiones contradictorias de su historia. Al margen de que fuera deseable o no, un corresponsal que cubre desde política hasta deportes además de la actualidad informativa diaria no puede, a efectos prácticos, dedicar varios días a investigar de forma exhaustiva un artículo esencialmente de color como era el del rifle Winchester. Lo único que puede hacer es seleccionar un material limitado de medios de credibilidad contrastada, procesarlos y ceñirse a ellos. En cuanto a que los belgas ´saben más de chocolate que de armas´, es a todas luces un comentario irónico que no pretende proclamar una verdad absoluta, sino reflejar la opinión y el estado de ánimo de los centenares de trabajadores de New Haven (Connecticut) que ven amenazados sus puestos de trabajo porque la fábrica Winchester ha sido comprada por una empresa extranjera - aunque sea muy importante-, radicada en un país que en Estados Unidos es asociado con el chocolate antes que con las armas. Y por cierto, sí he estado en Lieja, donde he descubierto que el chocolate está mucho más presente que las armas. Las cartas de los dos lectores plantean claramente el dilema de la corrección política en la prensa. A veces una cierta ligereza y sentido del humor son de agradecer en los artículos, sobre todo si son de color y no pretenden ser lahistoria absoluta y definitiva del rifle Winchester".Pero es que encima lo peor de todo es que, por lo que comenta Trevor de k’alebøl en su anotación, el artículo parece haber bebido más de la cuenta de una fuente: este artículo de Andrew Gumbel en The Independent, el rotativo británico y país donde reside Ramos.
Toda una lección de buen periodismo la que nos han dado hoy...
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