VAMOS A VER: resulta que aquí nos desgañitamos cuando supimos que el fascista de Bush obligó a las operadoras telefónicas a darle los datos de las llamadas telefónicas -peazo nazi-, y cuando en nuestro país se aprueba una ley que aún va más lejos (porque en EEUU todo era una operación de datamining: el gobierno no tenía el nombre del titular, y por lo tanto no se podía vincular los registros de llamadas a ninguna persona concreta), ¿nadie levanta una ceja?
Es curioso: repetimos como loros las objeciones que vemos hacer a los estadounidenses en contra de su gobierno (y que tiene todo el sentido, porque allí son extraordinariamente celosos con la intimidad), sin darnos cuenta de que nos la meten doblada una y otra vez.
Aunque tiene su lógica. Nuestro gobierno hace -ojalá sólo fuera en esto- lo mismo que hacen los países árabes: agitar el espantajo contra el Gran Satán para mantener a la gente entretenida en contra de un enemigo común, lo que les deja las manos libres para hacer lo que quieran puertas adentro.
¿Dónde están todos los que han estado agitando la famosa cita de Benjamin Franklin por lo que pasa fuera de nuestras fronteras? ¿Dónde están los que cerraban webs en señal de protesta por la LSSI?
ACTUALIZACIÓN. "Gracias al Gobierno español y a la Unión Europea, creo que ya podemos mirar a George Bush a la cara."
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