lunes, marzo 02, 2009

QUÉ HARÍA YO si fuera Rajoy:

En cuanto a Galicia, no alegrarme demasiado (lo sé, demasiado tarde). Debería haber sido una victoria por 20 escaños y no dos, y básicamente se ha debido a que la derrota de Touriño y Quintana ha sido autoinfligida. "Nos han votado como mal menor, cuando mucha gente creía que ni eso" no es exactamente una proposición ganadora. Nota al margen: el triunfo de Feijóo, debido en buena parte a que ha sido un buen candidato, con un perfil moderado, debería hacer pensar a quienes piden más caña al PP.

En cuanto al País Vasco, desde un punto de vista puramente de fría y calculada estrategia politica, Rajoy debería hacer una apuesta fuerte: anunciar inmediatamente que ofrecerá el voto del PP a la investidura de Patxi López, sin condiciones y sin pedir nada a cambio (al fin y al cabo, ¿qué obtendría si éste pacta con el PNV, dejando al PP en la oposición como ahora?) Con semejante gesto el PP obligaría al PSE, es decir al PSOE, a moverse no sólo en el País Vasco, sino en toda España.

Por muy ventajosas que fueran las condiciones que Patxi López obtuviera de una negociación con el PNV, jamás mejorarían la posibilidad de gobernar en solitario y sin ataduras, investido con unos votos del PP que no puede hacer nada por rechazar. El PP aprovecharía así que el PSOE, es decir Zapatero, buscará como loco maneras de salvar la cara para compensar la derrota en Galicia. Y, al mismo tiempo, el PP -que, no olvidemos, ha sacado unos resultados bastante peores que en las elecciones anteriores- conservaría un cierto poder. Desde luego, mucho más que si se queda en la oposición: podría jugar con el hecho de que podría cambiar de opinión en cualquier momento, lo que le complicaría extraordinariamente al PSE la posibilidad de aprobar leyes. Además, el PP demostraría que es cierto que cree que desalojar del poder a un partido que lleva gobernando ininterrumpidamente durante 30 años es siempre bueno desde el punto de vista de higiene democrática (lo cual, independientemente de cuáles sean las partes en cuestión, es una verdad como un templo).

Y lo que es más importante, se produciría una onda expansiva en el ámbito nacional que obligaría a un profundo reordenamiento de los equilibrios de poder en Madrid. Con un Patxi López como lehendakari con los votos del PP, aunque se los encuentre sin haberlos pedido, el PSOE perdería el apoyo del PNV en el Congreso. Zapatero se vería obligado a buscar un nuevo aliado, por ejemplo CiU, que lleva tiempo esperándolo porque quizás le permitiría, incluso, forzar un cambio de alianzas en la plaza de Sant Jaume. Un cambio para el que el PSC (y sobre todo Zapatero) llevan desde hace tiempo buscando una excusa con el fin de evitar el riesgo de que en las próximas elecciones catalanas Montilla -que lleva meses notando el aliento de las encuestas en la nuca- acabe como Touriño, y en buena parte por las mismas razones: una gestión esquizofrénica derivada del delicado equilibrio entre los diferentes integrantes de un Govern de coalición.

Con un cambio en Galicia, País Vasco, e incluso Catalunya (un govern del PSC con CiU en lugar de con ERC e IU), el clima político español se vería notablemente sosegado, algo que, si Zapatero tiene alguna neurona, sabe que necesita para gestionar el descalabro económico en el que estamos inmersos. Un sosiego que al que PP debería colaborar no sólo por sí mismo, sino para quitar la razón a los criticos que le acusan de buscar el "cuando peor, mejor" con el mero fin de desalojar al PSOE de La Moncloa.

Escribo todo esto, como decía, desde un punto de fría y calculada estrategia política. Como dicen los anglosajones, no tengo ningún perro en esta pelea, y quiero verlo como si fuera un extraterrestre que observa todo desde lejos con un telescopio, sin simpatías políticas ni por unos ni por otros. Que en el fondo es lo que soy, porque los que seguís este blog sabéis que hasta ahora raramente he escrito sobre política nacional y que, al mismo tiempo, no me identifico con ninguna de las opciones políticas que existen en este momento.