IMPERFECTO Y TARDE, pero ciertamente mejor que nada. Y puede ayudar a desbloquear la salida de ese callejón en el que está encerrada la economía española:
El Gobierno estudia proponer a los sindicatos una fórmula para abaratar el despido. Se trata del llamado modelo austriaco, que consiste en rebajar las indemnizaciones por despido que pagan las empresas a los trabajadores a cambio de mayor protección social. La propuesta se haría dentro del documento para la reforma laboral que presentará el Gobierno a los agentes sociales tras la Semana Santa.
El secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, ya se ha mostrado dispuesto aceptar la propuesta de cambiar el modelo de despidos. Incluso mantiene que es una propuesta de su sindicato. Durante su intervención en el Foro Nueva Economía afirmó que "un modelo como el austriaco de cuentas individuales se podría estudiar".
Se trata de una reflexión trascendental, teniendo en cuenta que hace unos meses los sindicatos se negaban a tratar cualquier cambio en la legislación laboral. Por tanto, hablar del modelo austriaco supone poner sobre la mesa un tema tabú para los sindicatos como es el abaratamiento del despido. El propio Toxo describe el llamado modelo austriaco como "un seguro de despido, pagado con cotizaciones sociales, y que se acumula en cuentas individuales del trabajador. Los fondos se utilizan para pagarle una indemnización cuando pierde su empleo o cuando deja de trabajar definitivamente".
Esto significa que las empresas pagan una parte de la subida salarial en mano al trabajador y con otra (salario diferido) constituye un fondo en la Seguridad Social a nombre de cada trabajador. Estas aportaciones tienen una importante desgravación fiscal.
Esto supone que la empresa constituye un fondo individual para cada uno de sus trabajadores, que se pone a su disposición en el caso de perder su empleo como fórmula para complementar la prestación de desempleo que recibe del Estado. El trabajador puede rescatar el fondo en el caso de ser despedido, lo que reduce la indemnización que le paga la empresa. En el caso de seguir en su puesto de trabajo hasta que se jubile, estos recursos son utilizados para completar la pensión que cobre de la Seguridad Social. Si el trabajador cambia de empresa, se lleva su fondo, que seguirá incrementándose con las aportaciones de su nueva empresa.
Las ventajas de esta fórmula, como se encargó de advertir el gobernador del Banco de España en sus polémicas declaraciones sobre la reforma laboral, son básicamente que incentiva la movilidad entre empresas y reduce la barrera a la contratación que representa el elevado coste del despido. Además, permitiría avanzar hacia un contrato único, como afirma Luis Garicano, de la London School of Economics. Esto "significa eliminar la disfuncional dualidad que existe en el mercado laboral" entre los trabajadores fijos y temporales "reduciendo las incertidumbres y favoreciendo, por tanto, la inversión en capital humano".
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