TOMA CONSENSO CIENTÍFICO: los datos obtenidos de pingüinos anillados --base de las predicciones catastrofistas sobre el cambio climático en el polo Sur-- podrían ser inválidos.
Entre una cosa y otra, su tasa de mortalidad es hasta un 30% superior, lo que hace que los datos y conclusiones extraídos valgan menos que el guano que dejan los bichos después de una buena comida.
Así que los consensuadores científicos no sólo son alarmistas, sino asesinos de pingüinos. Menos mal que les preocupa el ecosistema, que si no...
El estudio de la revista Nature, aquí.
El uso de pingüinos como indicadores ecológicos de los océanos del hemisferio sur es tan antiguo como las primeras expediciones a la Antártida a principios del siglo XX. Para facilitar su seguimiento, uno de los procesos más habituales es el anillamiento, consistente en marcar a determinados con una anilla que sirva para identificarla.Leedlo entero. Por lo visto, los anillos les complican el nado, con lo que llegan a las zonas de cortejo y alimentación más tarde que los no anillados; para cuando llegan ya no queda papeo y las pingüinas más buenorras están todas pilladas. Vamos, lo que les pasa a muchos humanos en las noches de marcha.
Mediante esta técnica se han recogido datos que han influido enormemente en nuestra comprensión de los efectos del cambio climático en los ecosistemas marinos. Desgraciadamente, nuevos estudios demuestran que estos datos podrían no tener validez, al demostrarse que los pingüinos anillados tienen una vida significativamente distinta a la de los no anillados.
Entre una cosa y otra, su tasa de mortalidad es hasta un 30% superior, lo que hace que los datos y conclusiones extraídos valgan menos que el guano que dejan los bichos después de una buena comida.
Así que los consensuadores científicos no sólo son alarmistas, sino asesinos de pingüinos. Menos mal que les preocupa el ecosistema, que si no...
El estudio de la revista Nature, aquí.
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