[Actualizado] EL PRESIDENTE DEL TSJC asegura que la sentencia alude a tres casos concretos, y pide que se huya del tremendismo. Y es que tremendismo está habiendo un buen rato. Me pregunto si habría habido tanto rasgado de vestiduras si no estuviésemos en puertas de lo que parece una victoria aplastante del PP e interesase encontrar alguna causa con la que arañar votos y, si es posible, la posible mayoría absoluta.
No entiendo el revuelo causado por la sentencia, si no es por el factor electoral que comento. Oyendo a los que se oponen, parece como si el tribunal hubiese dictaminado que no va a ser posible educar en catalán, no simplemente que debe ser posible hacerlo en castellano cuando los padres así lo prefieran. El catalán merece todo el apoyo, pero si sobrevivió a 40 años de dictadura -con una presencia oficial, educativa y mediática entre residual y nula, y un dominio abrumador del castellano-, ahora no va a desaparecer, como dicen los críticos, por el hecho de que un puñado de niños estudien en castellano.
Porque además, ¿en qué afecta o ataca a los niños cataloparlantes el que haya otros niños que estudien en otro idioma? Lo que cuenta es en lo que estudien ellos, no lo que hagan los demás. Yo me eduqué en catalán en años en los que no era habitual y, sinceramente, no me afectaba en absoluto el que otros estuviesen estudiando en castellano, en inglés, en francés, o en suahili. Era problema de ellos. El argumento tremendista de que esto supone un perjuicio al catalán me recuerda al argumento de que el matrimonio gay ataca de algún modo al tradicional, como si las bodas entre personas del mismo sexo menoscabaran las familias "de siempre", ese argumento que tan bien han desmontado muchos de los que ahora están que se suben por las paredes tras la sentencia.
(Preguntas de salida: ¿Por qué es un problema la educación en castellano en la enseñanza pública cuando no lo es en la escuela privada o en la concertada a la que, por cierto, muchos políticos y opinadores que ahora braman contra la sentencia llevan a sus hijos? Si estos políticos y opinadores no sólo no objetan a la posibilidad de estudiar en castellano en la escuela no pública sino que llevan a sus hijos a centros en los que esto es posible, ¿reconocen que estudiar el castellano es una ventaja competitiva para el futuro profesional de quien tiene el castellano como lengua materna? Si es así, ¿por qué esa ventaja quedaría reservada a quienes puedan pagar una educación privada a sus hijos y se oponen que se extienda a quien carezca de recursos para ello?)
ACTUALIZACIÓN. Está bien que el presidente del TJSC pida que se evite el tremendismo, pero posiblemente sería una buena idea que empezase teniendo claro lo que dice. Veinticuatro horas más tarde, rectifica y afirma que la sentencia no se tiene que cumplir únicamente en los tres casos concretos sino que afecta a todo el sistema en su conjunto.
<< Home