SOBRE LA MANIPULACIÓN DE LA DESGRACIA AJENA:
Pero no estaría de más tratar a esas personas caídas en desgracia con el respeto que se merecen. Y eso pasa por decirles la verdad, en lugar de tratarles con esa conmiseración hipócrita tan típica de nuestra tierra. De repente, el olor a rancio de las damas de caridad (mal llamada caridad) de antaño, se ha convertido en rebufo progre con notas de salvapatrias.
Porque cuando una joven soltera madre dos hijas sale en la pantalla y dice: "yo tenía mi puesto interino y los recortes del PP me lo han quitado y ya no puedo pagar la hipoteca. Lo que más pena me da es que voy a transmitir esta deuda a mis hijas y vamos a ser esclavas del banco para siempre", alguien debería explicarle varias cosas.
La primera, que ha tomado muy malas decisiones. Porque asumir la deuda de una hipoteca a largo plazo teniendo un puesto interino con dos bocas que alimentar es temerario. La razón es que interino significa provisional, estás en sustitución. Es decir, no es tu puesto de trabajo. Y, efectivamente, cuando hay problemas presupuestarios, la primera medida es amortizar esas plazas.
No estaría de más explicarle qué ha llevado a esta situación, para que puestos a gritar, lo haga delante de todas las puertas, no solamente delante de las más evidentes.
Finalmente, habría que explicarle a la mujer que cuando uno firma algo hay que leerlo y no firmarlo hasta que uno entiende a qué se compromete. Estamos en un país en el que sabemos cuántos meses tienen que pasar para cambiar de operador, las ventajas de Jazztel sobre Orange, o al revés, y qué tarifa es la mejor, pero no nos leemos los contratos de hipoteca. No sabemos que hay una cláusula de dación en pago, pero que sale más cara. No sabemos que estamos firmando que, a cambio de un tipo de interés menor, si no pagamos un número de cuotas la casa se la queda el banco, y mantenemos la deuda. Y había alternativa: el alquiler. Podía no comprar una casa si no estaba segura de mantener un nivel de ahorro adecuado.
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