HAY PACTOS que no conseguiré entender jamás. Quien negaba categóricamente haber hecho algo y respondía cual damisela ofendida a la acusación, ahora admite sin más que lo hizo. Quien decía ser perjudicada y se rasgaba las vestiduras ahora suelta un "pelillos a la mar" como si nada, y concede "el más amplio perdón civil y penal" como si eso fuera posible (civilmente sí, pero penalmente los delitos son perseguibles de oficio, no hace falta denuncia ni afecta para nada el perdón de la víctima).
Bueno, sí, en realidad sí que los entiendo. Pero es que hacía tiempo que no notaba un olor tan fuerte a pacto de silencio.
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