IMPECABLE JOAQUIM MUNS: Ajuste con deuda, mala solución.
Con mucha frecuencia, demasiada, leemos en los medios de comunicación que el Reino de España ha colocado deuda en los mercados internacionales. Se detalla, habitualmente, el plazo de vencimiento de esa deuda y el tipo de interés al que se ha colocado. Esta noticia se presenta con una buena dosis de satisfacción porque la deuda española se está colocando fácilmente y a costes para el Tesoro Público que son cada vez más bajos. Parecería desprenderse del modo en que se presenta la noticia que es el mejor de los mundos: colocamos mucha deuda y muy barata.
Esta percepción esconde una realidad subyacente que siempre se acaba imponiendo, a saber, que la deuda es una droga que en pequeñas cantidades es asimilable y estimulante, pero cuando se abusa de ella crea serios problemas en el tejido económico y social. Si de algo ha de servir la actual crisis es para poner el papel de la deuda, tanto pública como privada, en su sitio, modesto y totalmente ligado a la producción de riqueza y no a su consumo.
La gran crisis que padecemos ha sido y es una crisis de sobreendeudamiento de gobiernos, empresas y hogares, en proporciones distintas según los países afectados. Las raíces de la actitud comprensiva y benévola hacia la deuda, especialmente la pública, hay que encontrarlas en las ideas de la inmediata posguerra. En efecto, se pasó a creer que el conocido como riesgo soberano, o sea el incurrido por los poseedores de deuda de los gobiernos, era prácticamente nulo porque estos, se decía, nunca cierran ni quiebran, a diferencia de las empresas.
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