QUÉ PESADEZ: “Piden a Echenique que el "prime time" de TVE termine a las 23.00 horas”.
Eso ya ocurrió durante un tiempo (aviso: pdf) al poco de llegar Felipe González a la presidencia, cuando aún creíamos que el país se podía homologar al resto de Europa: telediario (¡de 30 minutos!) a las 8, serie principal a las 8:30, debate (¡de sólo una hora!) a las 9:30, y serie de 30 minutos a las 10:30. Ante el fracaso, no tardaron mucho en atrasarlo media hora (aviso: pdf), y poco después volvieron a los horarios de antes, que son los de ahora.
Está claro que no funcionó, y eso que eran épocas con una única TV que marcaba el ritmo diario, y en las que la gente llevaba una vida más 'ordenada', por decirlo de algún modo. Hoy día hay decenas de canales y, sobre todo, tenemos algo que rompe cualquier intento de estabularnos: internet. ¿O también estos neopuritanos (que cada vez recuerdan más a estas señoras) van a pedirle a Facebook y a Twitter que cierren a las 11?
Lo que esta gente no parece darse cuenta es que los horarios de la TV siguen a los de la sociedad, y no al revés. Adelantando los horarios de la tele no vamos a conseguir que la gente cene antes y se vaya antes a la cama. Sólo si cambian espontáneamente los hábitos de la sociedad (y un buen primer paso sería volver a la sana costumbre de acostar a los niños a las 8 en vez de dejar que se vayan a la cama cuando les apetezca) es cuando las televisiones van a tener que ir ajustando sus horarios. Y si la gente se niega a cambiar sus hábitos por propia voluntad no va a haber ley, ni programación de TV, que los obligue. Es una cuestión de causa y efecto.
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