FRANCESC-MARC ÀLVARO:
A veces, lo de ser europeo da más pena que gloria. Las comparaciones son odiosas pero sin comparación no hay posibilidad de análisis. Tomemos dos ejemplos recientes, a propósito de la capacidad de los europeos para hacer ondear nuestras conciencias, indignarnos y movilizarnos.Los dos ejemplos, con una reacción tan distinta de la intelligentzia y el público, son los de Giuliana Sgrena y Nicola Calipari, por un lado, y Aslan Masjadov, el líder checheno asesinado por fuerzas rusas sin que nadie diga ni mú, por otro. Àlvaro acaba de forma contundente:
Los que controlan el medidor europeo de la solidaridad y la indignación están enfermos. O son los campeones mundiales de un nuevo y resultón cinismo con perfume de buen rollo.
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