SIGO EN PAJAMAS MEDIA, donde espero que muchos de vosotros hayáis seguido la noche electoral. El esfuerzo está valiendo la pena, con crónicas en video incluyendo una entrevista a Christopher Hitchens en estado puro (es decir, con un pedal como un piano). Sólo un par de comentarios aquí, y vuelvo a PJM. A estas alturas, sabréis que el partido Demócrata ha ganado en la Cámara de Representantes, y está a sólo dos escaños de ganar también en el Senado. Todo depende de los estados de Virginia y Montana, que parece que se decantan también por los demócratas aunque con casi toda seguridad habrá recuento.
¿Qué significa eso? No tengo tiempo ahora de extenderme ni de poner enlaces para sostener lo que voy a decir, pero están todos en PJM. La derrota del partido Republicano significa bastante, pero no tanto como se está presentando aquí y con un tenor muy distinto al de absurdos titulares como el que he visto en TVE mientras zapeaba: "El Partido Demócrata celebra su victoria sobre George Bush". No es una elección presidencial y, a pesar de que el resultado ha girado en torno a Iraq y la política de la Casa Blanca allí, no deja de ser una elección legislativa en la que juegan cuestiones locales.
Ha sido más una derrota de los Republicanos que una victoria de los Demócratas: buena parte de la bajada de aquéllos se ha debido al descontento de su base electoral. Algunos estaban enfadados con los Republicanos por lo que está ocurriendo en Iraq: unos porque se han vuelto contrarios a una guerra que se ha complicado más de lo previsto, sí, pero otros porque están descontentos porque no es está haciendo lo suficiente.
Muchos votantes republicanos están también desmotivados porque el partido Republicano ha olvidado buena parte de sus principios y se ha dedicado a gastar dinero como un marinero borracho, como dicen en EEUU. Es decir, descontentos con los Republicanos por parecerse a los Demócratas, lo que les ha hecho abstenerse e incluso votar al contrario como castigo.
Tampoco es exactamente un giro a la izquierda: han ganado independientes como Joe Lieberman en Connecticut, enfrentado al candidato de su propio partido Demócrata Ned Lamont, representante de la postura más claramente anti-guerra y anti-Bush. Todo un fracaso de la neopolítica en toda regla. Y en Rhode Island ha perdido el incombustible Lincoln Chaffee, senador republicano y uno de los pocos que se oponía totalmente a la guerra de Iraq. Además, la mayoría de los demócratas que han girado la tortilla son moderados (por ejemplo Shuler en Carolina del Norte), con un programa que podría pasar perfectamente por republicano en cuanto a Iraq, pena de muerte, aborto, etc. Y por último, en muchos de los referéndums de iniciativas legislativas de los estados se ha votado, por ejemplo, en contra de la extensión del aborto y del matrimonio gay.
Finalmente, parece que la victoria Demócrata es un vuelco que deja el país en una situación inédita, pero no es así. Los demócratas estuvieron 40 años dominando la Cámara de Representantes hasta que los Republicanos ganaron en 1992, lo que quiere decir que durante sus presidencias, los republicanos Eisenhower, Nixon, Ford, Reagan y Bush padre tuvieron que lidiar con una cámara baja hostil. Incluso en varias ocasiones con un Senado también en contra, como muy posiblemente pase ahora. Por ejemplo, en 1985 los Republicanos perdieron 8 escaños en el Senado, por lo que Reagan se encontró con 55 demócratas allí contra sólo 45 republicanos, y con 258 escaños demócratas y 177 republicanos en la Cámara de Representantes, ya que éstos perdieron cinco escaños adicionales a la minoría en la que ya se encontraban.
Ni se acabó el mundo entonces, ni se acabará ahora, por mucho que digan algo histéricamente los medios de nuestro país, que se van a llevar un chasco cuando se den cuenta de que, al final de todo el asunto, las cosas en EEUU van a seguir, en términos generales, exactamente igual.
Eso sí, nos espera unos dos años divertidos, porque lo que sí harán los demócratas es poner en marcha investigaciones parlamentarias de todo lo que puedan (uso de fondos, contratas, inteligencia). Si lo hacen con mesura será sano para el sistema, pues todo control es bueno. Eso sí, si se pasan de frenada asustarán al electorado y tirarán por la borda cualquier esperanza de recuperar la Casa Blanca dentro de dos años.
En fin, nos esperan tiempos divertidos. Y ahora, me vuelvo a Pajamas.
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