ESTE PERFIL de los nuevos desahuciados, como titula El País, es bien extraño:
Funcionaban bien. Entre ambos ingresaban unos 6.000 euros mensuales. “Mi pensión de viudedad, mis ingresos en AXA con altas comisiones y los más de 2.000 euros que mi pareja percibía como maquinista de obra”, suma Carmen. Una situación de estabilidad que, ya en un primer momento, les llevó a ampliar el préstamo solicitado para arreglar la cocina. “Nos la habían dado sin amueblar”, comenta. Total, les quedó un préstamo de 180.000 euros. Asequible a todas luces, pero, como ella misma reconoce, “cometimos el gran error”.
En 2007 optaron por reunificar todos los créditos que habían solicitado para pagar menos y, como conocían a una persona en la antigua Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), allá que se fueron. “Nos lo pintaron todo muy bonito y no nos pusieron ninguna pega”, rememora Carmen. Pero la decisión ya estaba tomada y la deuda inicial de 180.000 euros se duplicó al acumular todos los préstamos. Y lo peor, con la subida de los intereses entre 2007 y 2009, los 900 euros mensuales de cuota hipotecaria prácticamente su duplicaron.
O sea que 180.000 euros era asequible a todas luces, asiente compasivo el cronista…. pero al unificar las deudas que tenían esa cantidad se les duplicó ¿por arte de magia? No, porque tenían otros préstamos aparte del que están diciendo que era asequible y que el periodista tiene a bien no decirnos nada, no vaya a ser que se le vaya la narrativa al carajo. Y entre una y otra cosa resulta que ya no era asequible de entrada, al contrario de lo que afirma el artículo como si estos desahuciados fueran distintos, cuando en realidad es lo de siempre.
Me recuerda a un reportaje de La Vanguardia de hace unos meses en el que se solidarizaba con una persona que se había quedado en la calle, como expulsado de su hogar por los malvados banqueros capitalistas. En pequeñito, decían que firmó una hipoteca de casi 1.500 euros al mes cuando estaba ganando poco más de 1.000.
<< Home