CHRIS CHRISTIE, el candidato republicano que quisieran los votantes demócratas. Coincido bastante, como escribí al día siguiente de la elección, aunque no estoy tan seguro de la comparación con Giuliani que se hace al final. Sí, Giuliani tenía sus cosas, como estar a favor del matrimonio gay (a diferencia de Christie, por cierto), de hecho estuvo viviendo en casa de una pareja gay en el Upper East Side cuando su entonces mujer lo echó de casa. Y sí, era capaz de disfrazarse de mujer o de instalar a su amante y pronto esposa en Gracie Mansion —la residencia oficial del alcalde de NY— cuando su matrimonio se rompió definitivamente.
Pero precisamente, y a diferencia de a Christie, el ala más conservadora del partido se lo perdonaba porque tenía claro que no era un rino, además DE porque dejó la ciudad hecha una patena tras los desastres de David Dinkins y Ed Koch, y por su espectacular gestión del 11-S.
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