OLIVER STONE ha cometido, para algunos como Enric González, el peor pecado que cometerse pueda, y por eso empieza recibiendo un disparo letal:
Cerrado el capítulo de la ética, la honestidad y las películas que compiten por el León de Oro, pasemos a 'World Trade Center'. Oliver Stone, cuyos presupuestos ideológicos podrían llenar toda una enciclopedia escrita por un esquizofrénico, presenta al fin su esperada y coreada versión de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Se trata de una película basada en una trampa que no es ni siquiera original, porque George W. Bush viene utilizándola desde hace tiempo. Todos los protagonistas van de uniforme. Son policías, bomberos o soldados. Los secundarios son familiares de policías, bomberos o soldados. ¿Conclusión? Se despoja al terrible acontecimiento de su condición esencialmente civil y terrorista y se le atribuye un carácter bélico. Al igual que Bush, Stone intenta demostrar como cierta la ecuación por la que el 11-S equivale a Pearl Harbour y la incógnita, una vez despejada, conduce directamente a la guerra en Irak.Pero es que ni siquiera lo que dice Enric es cierto. Si hay algo que ha estado haciendo Bush desde hace cinco años es resaltar la especial perversidad del asesinato a tres mil civiles inocentes. Sin dejar de recordar el heroísmo de los bomberos y policías que murieron ese día, Bush ha estado afirmando continuamente que lo que hizo distinta la matanza del 11 de septiembre de 2001 fue la muerte indiscriminada de personas que no tenían nada que ver con la toma de decisiones políticas, y lo ha estado recordando una y otra vez. Hay muchos más ejemplos que estos cinco enlaces que acabo de poner en la frase anterior, pero de entrada basta con estos para darse cuenta de la película delirante -nunca mejor dicho- que se ha montado Enric González en su cabeza y que no resiste el contacto con la realidad.
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